Hoy nos ocupa la última publicación de todo un Maestro de Periodistas, Graciano Palomo Cuesta. Un periodista al que, como persona y profesional, nos une, a La Brújula del Norte, un estrecho vínculo, concretamente con nuestro director, Jaime Adrada, al que en la dedicatoria de uno de sus libros bautizó como “su alumno aventajado”. El libro es cuestión, que ya va por su segunda edición, no es otro que el dedicado a Iván Redondo, “Iván Redondo. El manipulador de emociones”, todo un Best Seller…y si no, al tiempo…
Iván Redondo
¿Quién es Iván Redondo? ¿Solo un experto en comunicación política o un Rasputín del aparato monclovita? ¿Un vendehúmos o un profesional de la propaganda que ha levantado a su alrededor un consejo paralelo al de ministros de Pedro Sánchez? En este libro Graciano Palomo nos ofrece el relato del hombre que más rentabilidad sabe sacar a las emociones políticas, un manipulador sin igual en la atormentada historia de España de los últimos tiempos. Enchufismo, arbitrariedad, obsesión por el poder «que no se ve» e innumerables historias de su Gabinete de la Presidencia se dan cita en esta obra que, como afirma Francisco Rosell en el prólogo, «no es de cargo ni de descargo, sino de gran periodismo».
El libro
“Iván Redondo. El manipulador de emociones” es el décimo sexto libro del periodista Graciano Palomo y el primero que descubre la auténtica personalidad del director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, así como su pasado como consultor de comunicación política desde que tenía 24 años. El jefe de la «fontanería» monclovita dirige un ejército de asesores y directores generales que trabajan directamente a sus órdenes y despacha directamente con el presidente del Gobierno. «Jamás en la historia política y administrativa de España se ha dado un caso similar, quizá el primer antecedente se remonta al siglo XVI cuando el rey Felipe II nombró Secretario de Estado al Antonio Pérez». En el capítulo «En los papeles de Bárcenas» el autor confirma que el protagonista cobró 207.083 euros del Partido Popular, más otras cantidades (314.000), por diferentes conceptos que se han recogido en algún medio informativo. «Según varios profesionales que tuvieron responsabilidades de asesoramiento y consultoría durante aquellos años en el cuartel general popular de Génova 13, un dineral que no se corresponde con lo que ofreció». Las obsesiones de Redondo Una de las obsesiones profesionales del todopoderoso director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno –desde su más tierna infancia (cuando se bebía los discursos de Felipe González)– ha sido trabajar directamente con el que manda, tener acceso al mismo, despachar sólo con el comandante en jefe. Una vez conseguido ese objetivo, Redondo suele laminar a su alrededor todo aquel que puede hacerle sombra o interponerse entre el asesor y la persona que asesora. Lo hizo con José Antonio Monago y lo practica con Pedro Sánchez. Otra de las cuestiones que afectan directamente la honorabilidad de Redondo es la creencia generalizada que se apunta éxitos que no le corresponden y en este sentido, se le tacha de «copista» porque no tiene reparo alguno en copiar actos e ideas políticas cuyos autores son otros y que pusieron en práctica con candidatos internacionales y nacionales.
Maestros de cabecera de Iván Redondo
Tiene varios «maestros» de cabecera en su profesión como consultor político. Uno de ellos es el que fuera spin doctor de George W. Bush, Karl Rove, que, básicamente buscaba la destrucción del adversario político. El libro aborda también con minuciosidad las distintas etapas consumidas como profesional de la comunicación política: primero con candidatos del centro-derecha en su etapa aragonesa, luego con García Albiol en Badalona y con Basagoiti en el País Vasco y, finalmente, en Extremadura con Monago, hasta que finalmente se ofrece «gratis» a un entonces desahuciado Pedro Sánchez. La obra incide también en el hecho de por qué nunca tuvo la posibilidad de dirigir la campaña electoral nacional con un candidato de centro-derecha en España. Lo intentó en el año 2011 –el año en que Mariano Rajoy luchó frente a Alfredo Pérez Rubalcaba–, pero al equipo que rodeaba al gallego – Jorge Moragas, Carmen Martínez Castro, Pedro Arriola– no les gustaba. Se llevó una gran decepción y ahí empezó a mascar su venganza. Cambiar el mapa de poder Durante los tres años que lleva Iván Redondo en La Moncloa se ha producido un hecho sustancial: sin cambiar una sola coma de la Constitución, el asesor, mediante decretos had hoc ha situado en el entorno presidencial todo el poder de la nación, capitidisminuyendo una figura importantísima como es el Consejo de Ministros. De hecho, él y su equipo es el supervisor directo de los distintos ministros. Controla siete organismos clave del poder fáctico y se ha rodeado de trescientos asesores que trabajan directamente para él, con especial atención en todo lo referido a los medios de comunicación, a los que intenta controlar. Iván Redondo. El manipulador de emociones es un trabajo escrito al hilo de la actualidad en forma de trepidante thriller político, con numerosos datos, que podría dar lugar a una serie televisiva a la que el gurú monclovita es tan aficionado, como su amigo Pablo Iglesias.
Unas palabras del autor
Objetivo: Destruir a Ayuso
Los tres grandes éxitos profesionales en la vida del consultor político pasan por hacer presidente de Extremadura a José Antonio Monago (PP), conseguir que Pedro Sánchez (PSOE) acepte presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy apoyada en una sentencia judicial cuyo principal argumento fue un párrafo fake suscrito por el magistrado de izquierda extrema, José Ricardo de Prada, y que la iniciativa parlamentaria resultara victoriosa. El tercero fue la victoria del ex ministro de Sanidad, Salvador Illa, en las elecciones autonómicas celebradas el 14 de febrero 2021. Redondo, a expresa petición de su jefe, dedicó la mayor parte de su tiempo –mientras cobra su imponente salario como miembro del Ejecutivo– a arropar al filósofo quien, curiosamente, venía de fracasar estrepitosamente en la gestión de la pandemia. Al rebufo de la gran victoria en terreno catalán, y la indisimulada aproximación a Sánchez por parte de la jefa de Ciudadanos, Inés Arrimadas, Redondo convence a su jefe de que ha llegado el momento de lanzar una ofensiva exterminativa contra el PP en las instituciones. Una parte letal de su venganza contra sus antiguos pagaderos. Se comisiona al «número dos» de su Gabinete, Félix Bolaños, veterano militante del PSOE, para iniciar conversaciones magnis itineribus con los jefes de Ciudadanos en Murcia, Castilla y León, Andalucía y, sobre todo, Madrid. Todo ello bajo el control directo de Iván.
El Objetivo Máximo, la Comunidad de Madrid
donde su presidenta ha sido especial objeto de «estudio y seguimiento» desde tiempo atrás. Cuentan en ese empeño con la inestimable ayuda del vicepresidente naranja, Ignacio Aguado, visitador habitual y nocturno de La Moncloa, para el que se ha convertido en auténtica obsesión desplazar a Díaz Ayuso para sentarse en su sillón. Ayuso conoce estos devaneos precisamente por una alto cargo de su gobierno regional que pertenece al mismo partido político que Aguado. De ahí que, al conocerse en la madrugada murciana del 10 de marzo el tsunami político que pretende Moncloa con el apoyo de Inés Arrimadas, Díaz Ayuso se ve personalmente concernida y las sospechas de antaño se confirman. Convoca a su gobierno a los que informa de su decisión: «No puedo permitir que a los madrileños se les robe su libertad».
La suerte estaba echada
La nueva invención política del gurú monclovita se estrella contra la realidad. Fracaso sin paliativos: lo más que consigue es cambiar al alcalde de la ciudad de Murcia y dar más peso en el consistorio a Ciudadanos al grito de «No al laboratorio de la ultraderecha».
Objetivo: Madrid
Desde ese instante hasta la noche del 4 de mayo, España se convierte, políticamente, únicamente en la Comunidad de Madrid. Ahí se van a medir los presuntos talentos de Iván Redondo, que ha tenido la virtualidad de convertir a una joven dirigente regional en un personaje «nacional», frente a su enemigo profesional más conocido, Miguel Angel Rodríguez y, sobre todo, a un emergente Alfonso Serrano, íntimo colaborador de la líder madrileña que resulta ser nombrado jefe de la campaña electoral. Bastante meses antes, cuando Madrid se convierte en el contrapoder sanchista por excelencia, Iván Redondo en persona (conoce como nadie lo que demanda su jefe) y sus enormes equipos gubernamentales amantados con dinero público han puesto en marcha una vasta y nada disimulada campaña para destruir la imagen pública de la lideresa popular. Redondo no mide bien los zarpazos, por groseros, y en lugar de deteriorar su imagen termina por convertirla en la heroína que resiste al leviatán sanchista desatado. Una de estas artimañas propias del Rasputín monclovita, con el apoyo inestimable de una amplia cuadra de opinadores del entorno progubernamental y perfectamente descriptibles, es utilizar el acrónimo IDA –iniciales del nombre y apellidos de la candidata popular– para difundir que es una muchacha desquiciada con pocos cabales exportables. Tal es el cariz de la ofensiva que dos de los periodistas envueltos en la decapitación, deciden que se bajan del burro y que ellos no están para obscenidades. Acudirán raudos a confesarse ante Isabel. Los dedos de Redondo durante la precampaña y campaña manosean al candidato Angel Gabilondo (a la fuerza ahorcan) como si fuera un muñeco sometido a su arbitrario pim-pam-pum, haciendo caso omiso a los señores (as) de Ferraz que son apartadas de la contienda. Primero le hace decir que «con este Iglesias, nada» y unos días después le hace repetir ante toda España aquello de «Pablo, nos quedan 15 días para ganar». Militantes socialistas de toda la vida se hacen cruces. Pero, ¿qué se ha creído este tío? Una mañana le hace jurar por sus muertos que si Gabilondo alcanza a presidencia de la CAM no subirá los impuestos (como exige su coaligado Iglesias) y esa misma tarde la ministra de Hacienda Montero anuncia la armonización fiscal en Madrid con un aumento considerable. Así una tras otra. Iván le pasa un papel al ex ministro para que prometa a los electores madrileños que les garantiza una paga de 400 euros a los pensionistas no contributivos. Lo mismo que en su día hizo con Monago. Ambos terminaron derrotados.
La Derrota
El resultado, tal como preconizó semanas antes el sociólogo electoral, César Calderón (REdLines), antiguo colaborador en los equipos de Pérez Rubalcaba, fue que más de 120.000 votantes antaño en las urnas del PSOE, decidieran engrosar los votos de Ayuso. Y, de paso, que el MásMadrid de Iñigo Errejón diera el sorpasso al histórico PSOE, después de que el gurú presionara hasta el paroxismo para exhibir a Jorge Javier Vázquez como principal sponsor de la candidatura del ex rector. La victoria tiene cien padres; la derrota es huérfana. Redondo tiene la solución para Sánchez: ¡hazte el longuis y desaparece durante más de una semana! Esto se olvida. Sin embargo, altos dirigentes sanchistas no quieren olvidar lo ocurrido. Por vez primera deciden pasar al ataque. Eligen a una cualificada miembro de la nomenklatura, Adriana Lastra, portavoz parlamentaria y número tres del PSOE, para exigir responsabilidades al hombre fuerte del presidente. «Se ha cargado el partido» es el mensaje que reciben miembros de los órganos de gobierno del Partido Socialista y diputados influyentes que controlan federaciones. Lastra y Redondo son dos personas de la entera confianza de Pedro Sánchez. Es la primera vez que el conductor socialista tiene que bajar a la greña para pedir «serenidad y calma». Ha cuajado en el acervo profesional de Redondo liquidar los partidos para los que trabaja. Lo propio hizo con el PP extremeño y aragonés. Durante tres años ha sido un «intocable» por su influencia ante el comandante en jefe. Ahora se ha abierto la espita contra un empleado que ha terminado por creerse que es de verdad. Madrid, en efecto, puede haber sido su tumba. Sus enemigos no sólo no pasaron sino que se quedan.
Graciano Palomo Cuesta, El Autor
Este es el decimosexto libro de Graciano Palomo Cuesta, periodista de larga trayectoria que ha cultivado todos los géneros, desde la información, el reportaje, la opinión y la crónica, fundamentalmente en temas políticos y macroeconómicos. Participó en la fundación de distintos medios, algunos de los cuales dirigió. Estudió en la Universidad de Navarra y sus escuelas periodísticas iniciales fueron la agencia Europa Press y, posteriormente, la agencia EFE. En la actualidad es comentarista en los canales de televisión Antena3TV (Espejo público), Telemadrid, CanalSur, DistritoTV, Teve.cat y la plataforma televisiva iberoamericana TVV/IGV de Miami (Estados Unidos), así como analista en el programa La brújula de Onda Cero. Semanalmente publica en elconfidencial.com su conocida columna «Palo alto» y escribe con frecuencia grandes reportajes en El Mundo y ABC. Algunos de sus libros, auténticos bestsellers en el mundo de habla hispana, se han constituido en referencias esenciales para entender la Transición Española y la Larga Marcha del Centro Derecha. Con La Esfera ha publicado “La Larga Marcha”, “El hombre impasible” y “Pedro Arriola, el Brujo”. Fue profesor de Géneros Periodísticos y, en la actualidad, dirige el curso universitario «Prensa y poder».
¿Cómo conseguir el libro?
En https://www.esferalibros.com/libros/ivan-redondo/
Título: Iván Redondo
Subtítulo: El manipulador de emociones
Autor: Graciano Palomo
Colección: Biografías y Memorias
Páginas: 352 + 8 ilustraciones
Precio: 20,90 €
Fecha de publicación: 2 de junio de 2021