Muchas veces, el éxito de un exámen no reside en llevar todo estudiado, sino en saber estudiarlo
Para lo cual es muy importante coger un buen sitio cercano a la pizarra y que puedas escuchar bien las explicaciones del profesor, de esta forma cuando tengas alguna duda sobre lo que está explicando podrás preguntarle y te lo podrá solucionar.
Debes esquematizar bien todos tus apuntes para que luego tengas fracilidad para poder desarrollarlos pero, ojo, hazlo de tal forma que luego seas capaz de entenderlo y, sobre todo, limpieza en tu cuaderno, si no, no habrá servido de nada.
No esperes al día anterior al examen para empezar a estudiarlo porque todas las dudas que te puedan surgir tienes que poder preguntarlas con tiempo, sobre todo aconsejamos estudiar día a día, para que el último solo tengas que hacer un simple repaso y llegues al examen relajado y tranquilo.
Si tienes mucha materia para estudiar, es buena idea que la secciones y las estudies por trozos, pero no dejes para el final lo más difícil, porque necesitarás tiempo para resolver las dudas o consultas que tengas que hacer al profesor o a tus personas más cercanas. Sería bueno hacerte con un calendario para poder marcarte exactamente lo que quieres estudiar cada día y de esta forma cumplir tus objetivos.
Es lógico que algunas cosas no las entiendas, pero no las des por estudiadas porque precisamente es lo que te puede entrar en el examen. Para eso tienes que pedir ayuda a tu profesor, padres, hermanos o amigos. Es importante que luego te lo auto-preguntes en voz alta porque de esta forma se afianzan los conocimientos.
Muchas veces el éxito de un buen examen reside en ir bien descansado y relajado porque, si no, no vas a tener las ideas claras y te vas a poner nervioso pero sobre todo ten confianza en ti mismo porque si te lo sabes en casa, no tienes por qué fallar el día del examen y, luego, siempre hace falta un poco de suerte.