Hacía tiempo que el torrero de San Sebastián de los Reyes, Gabriel Picazo, no pisaba ruedos colombianos y le vió con solvencia en el manejo de las de capote y muleta que arrancaron los oles de un entendido público. En su primero, en faena de izquierdas, trazó muletazos de gran calidad, profundos, lentos, templados y mandando. El toro colaborador por ese pitón dejó exhibir a Gabriel Picazo una faena pura, profunda y de arte. En su segundo, el triunfo lo ganó sobradamente el torero a base de firmeza a pesar de las medias embestidas al punto de haber sido prendido llevándose un puntazo en la pantorrilla de su pierna derecha. Grandes y gratas sensaciones dejó el torrero español, haciéndose merecedor para realizar un merecido recorrido por las plazas colombianas.